Es posible que en algún momento las actualice si algo me deja de cuadrar (como si alguien las leyera).
Como anécdota o para que sepan cómo venía la mano, alguna que otra comerciante se negó a venderle ropa para niñas porque sabía que la usaba para vestir sus muñecas.
Todo se empezó a hacer todavía más incómodo cuando se publicó la noticia de que desaparecían cuerpos de niñas del cementerio y los cañones de la opinión pública apuntaron hacia Yuri. Primero los chicos del barrio decían que era él quien los robaba pero solo por el miedo que le tenían, después se sumaron las viejas chusmas, aunque ninguno tenía pruebas ni tampoco lo denunciaba a la policía.
Casi tres meses después de que la noticia conmocionó a la ciudad, los inquilinos de Yuri notaron que él ya no estaba, llamaban a su puerta pero nadie respondía. El alquiler se lo pagaban por transacción bancaria así que no hacía falta tratar con él personalmente, lo que les ahorraba la situación incómoda, por lo que llamaron al 911.
Lo que encontraron dentro de su departamento fueron 29 cadáveres de niñas momificadas, con distintos vestidos y algunas cosplayadas de personajes de la cultura pop como si se tratase de una gran fiesta macabra. El cuerpo seco de Yuri estaba recostado sobre el sofá, con el control remoto en la mano, como insinuando una pose adrede de situación “normal”.
Al examinar su cuerpo notaron que había ingerido alguna sustancia concentrada que aceleró el proceso para que el cuerpo se seque sin que ningún insecto se alimente de él, algo muy parecido a la técnica japonesa de Sokushinbutsu donde los monjes se auto momificaban, lo que explica por que nadie notó el olor a putrefacción.
En todo el departamento no se encontró ninguna nota suicida o alguna reflexión final del por qué hizo lo que hizo. Todo parecía una gran puesta en escena sin explicación o remate. Tal vez por eso la historia de “Yuri el artesano” sigue dando de qué hablar a más de 20 años.
Yuri el artesano
Ésta es la historia de Yuri, un ucraniano de unos cuarenta y pico de años muy mal llevados. Vivía de la renta de departamentos que alquilaba cerca del centro de su ciudad, donde lo veían como un bicho raro o mejor dicho él bicho raro, porque no hablaba con nadie, solo se sabía que alquilaba y que hacía muñecas tétricas que vestía y exhibía desde sus ventanas hacia la calle.Como anécdota o para que sepan cómo venía la mano, alguna que otra comerciante se negó a venderle ropa para niñas porque sabía que la usaba para vestir sus muñecas.
Todo se empezó a hacer todavía más incómodo cuando se publicó la noticia de que desaparecían cuerpos de niñas del cementerio y los cañones de la opinión pública apuntaron hacia Yuri. Primero los chicos del barrio decían que era él quien los robaba pero solo por el miedo que le tenían, después se sumaron las viejas chusmas, aunque ninguno tenía pruebas ni tampoco lo denunciaba a la policía.
Casi tres meses después de que la noticia conmocionó a la ciudad, los inquilinos de Yuri notaron que él ya no estaba, llamaban a su puerta pero nadie respondía. El alquiler se lo pagaban por transacción bancaria así que no hacía falta tratar con él personalmente, lo que les ahorraba la situación incómoda, por lo que llamaron al 911.
Lo que encontraron dentro de su departamento fueron 29 cadáveres de niñas momificadas, con distintos vestidos y algunas cosplayadas de personajes de la cultura pop como si se tratase de una gran fiesta macabra. El cuerpo seco de Yuri estaba recostado sobre el sofá, con el control remoto en la mano, como insinuando una pose adrede de situación “normal”.
Al examinar su cuerpo notaron que había ingerido alguna sustancia concentrada que aceleró el proceso para que el cuerpo se seque sin que ningún insecto se alimente de él, algo muy parecido a la técnica japonesa de Sokushinbutsu donde los monjes se auto momificaban, lo que explica por que nadie notó el olor a putrefacción.
En todo el departamento no se encontró ninguna nota suicida o alguna reflexión final del por qué hizo lo que hizo. Todo parecía una gran puesta en escena sin explicación o remate. Tal vez por eso la historia de “Yuri el artesano” sigue dando de qué hablar a más de 20 años.
FIN...
No hay comentarios.:
Publicar un comentario